viernes, 23 de enero de 2015
Tradicionalmente, el sistema educativo occidental ha presentado la curiosa tendencia a
privilegiar en las aulas, de manera casi excluyente, una modalidad de transmisión del
conocimiento compatible con las funciones cerebrales propias o predominantes del
hemisferio cerebral izquierdo, en detrimento del gran potencial propio del hemisferio
cerebral derecho. Tal vez, este sesgo, injustificado en nuestros días, deba su origen, mas
allá del desconocimiento, a una escasez o economía de recursos y a la necesidad de
masificar y automatizar los procesos de socialización y culturización. Sin embargo, y a la
luz de los nuevos descubrimientos de la neurociencia, no es posible ignorar los enormes
beneficios que pueden representar para el estudiante la implementación de estrategias
educacionales que incluyan la activación neuronal de ambos hemisferios, fomentando la
estimulación del cerebro de manera global, posibilitando una mayor y mejor asimilación de
los contenidos a aprender.
Se propone una forma de trabajo en materia educativa que tome en cuenta las
características funcionales del cerebro humano, de modo que
sea posible desarrollar técnicas y estrategias de trasmisión del
conocimiento compatibles con la biología del aprendizaje. En
términos del Leslie Hart (1999) se trataría de “ajustar los
escenarios y la instrucción a la naturaleza del cerebro”.
La presentación diversificada del contenido de cualquier asignatura o materia a aprender
dentro del claustro educativo siempre será mas efectiva si implica la activación neuronal de
ambos hemisferios cerebrales.
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